miércoles, 28 de abril de 2010

La mansión encantada II

Después de un tiempo esperando, a continuación tenéis la segunda parte de La mansión encantada, el  cuento de misterio de Javi Díez.
Si no has leído la primera parte pásate antes por ella:


Hoy, 26/6/2009

Todavía sigo en esta maldita casa. Desde que vi aquella habitación no he podido pegar ojo. Todavía no me explico qué hacía esa habitación allí, pero no me iba a quedar de brazos cruzados, porque seguiría investigando.


Estaba leyendo un libro de risa cuando mi madre me llamó para que bajase a merendar. Le pregunté queé había de merienda, fresas, puaaaajj. Me fui a dar un paseo a ver si me despejaba un poco, estuve pensando si a mi tía la mataron en esa habitación. No, mi tía murió de un infarto.

Se estaba haciendo tarde, tenía que volver a casa antes de la hora de cenar. De pronto, una inmensa niebla lo cubrió todo. Y así es como estoy aquí. He buscado a ver si hay una señal o algo que pueda indicarme por dónde se va. Esperad, creo que veo algo, es un casa, no, más bien es un edificio. Por el estado en el que está, creo que fue demolido a finales del siglo XX. Está empezando a llover, como no hay otro sitio donde resguardarse, será mejor que entre en el edificio. Hay muchas escaleras, demasiadas, también hay un viejo ascensor, pero será mejor no arriesgarme a ver si funciona o no. Tengo que subir por las escaleras.

Uffffffff, ya he llegado hasta arriba. Oigo ruidos, será un animal, no, está tosiendo. Me voy a acercar, le he visto la cara, es una mujer mayor, yo diría que de 64 años. Su cara me resulta muy familiar. ¡No lo puedo creer! Es mi tía. Casi no se la reconoce después de 2 años. Está sucia y su ropa está destrozada. Le digo que por qué no está muerta. Al cabo de un rato por fin me habla. Todavía estoy atónito. Es que no puedo creer que esté viva. Dice que todo fue una farsa inventada por ella. Que con dinero se puede hacer todo. Lo hizo porque ella tiene algo que nadie tiene y que hay una especie de gente que hace lo que sea por conseguirlo. Le he dicho que si se puede venir a casa. No la he podido convencer. Por lo menos sé un sitio donde puede estar segura. Ya sé que está en mi casa. Pero si mis padres no se enteran todo saldrá bien.

Ya en casa, distraje a mi madre mientras ella entraba en los pasadizos. Todas las mañanas le llevo algo de comer. Un día, ya harto de esperar, le pregunté que de quién era esa habitación. Quién la usaba. Me responde que fue de un antiguo compañero. Murió allí porque alguien le puso una mini bomba muy eficaz en la comida. Estaba programada para las 12:00. Y en efecto, explotó esa misma mañana. Mi tía escondió el cadáver, bueno, los trozos que quedaban. Lo hizo porque nadie le iba a creer cuando dijera que ella no había sido.

Se me ha puesto el estómago revuelto. No tengo ningunas ganas de cenar, así que le digo a mi madre que ya he cenado mientras estaba fuera. A la mañana siguiente me despierto con más hambre que un lobo. Me harto de desayunar. Huevos revueltos, bacon, salchichas y después, churros con chocolate. Madre mía, estoy llenísimo. Estaba tumbado en el sofá cuando de repente llaman a la puerta. Era un hombre, todo de negro, preguntaba por mi tía. Supuse que era de los malos, o sea que cerré la puerta. Fue cerrarla y de repente una fuerte patada la destrozó. El hombre llevaba una pistola y empezó a disparar por toda la casa. Cogió a mi madre y le preguntó otra vez que dónde estaba mi tía. Subí corriendo a mi habitación. Tengo una vara de hierro que guardo siempre en caso de urgencia y ahora era una urgencia. Bajo a toda prisa y cuando tengo al hombre delante, ¿sabéis qué hago? Pues le pego un enorme golpe en la entrepierna. Se retorció tanto que cayó al suelo y ya veréis como no se levanta.

Primero veo si mi madre está bien. Ha sufrido algunos rasguños y heridas. Pero ella es fuerte. Corriendo y aprovechando que mi padre estaba con mi madre, fui a los pasadizos. Le cuento a mi tía todo. Y me dice que para acabar con todo hay que quemar la figura en los montes Fogueros. Hay mucho peligro, pero es la única forma de que todo esto acabe y nos dejen en paz. No quiero correr más riesgos sobre lo que ha pasado hoy. Llegó la hora, de decírselo a mis padres y de viajar para allá. 
Más o menos mis padres se lo han tomado bien. Lo más difícil fue contarles lo de mi tía. Pero lo del viaje, lo han aceptado, aunque mi tía no les ha dicho que es peligroso porque si no no me dejarían ir.

Nos dirigimos a la estación de tren. Será un viaje largo. Pero yo creo que se me va a pasar rápido. Después de un día y medio ya hemos llegado. Todo el viaje estuvimos hablando sobre qué tenemos que hacer y todo eso. Nos pasamos la noche en un hotel. Mañana empezaremos la gran aventura. Correremos una aventura emocionante y llena de acción.

Pero eso si os portáis bien. En la 3 terminará la historia.
Javi Díez, 6º A