Érase una vez un rotulador y un bolígrafo que se pasaban la vida discutiendo sobre quién haría la línea más larga.
Tanto discutían que un día se pusieron a demostrarlo.
Cuando terminaron descubrieron que no les había servido para nada, porque se quedaron sin tinta y acabaron en la basura.
Cuando terminaron descubrieron que no les había servido para nada, porque se quedaron sin tinta y acabaron en la basura.
Sergio
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