Mamá foca estaba muy contenta, su bebé estaba a punto de nacer.
Fue un bebé pequeñito y blanco que cuando nació todos le querían. Su papá quería enseñarle a nadar y a cazar.
Cuando Roberta, que así se llamaba la foca, fue lo suficientemente grande su papá la llevó por primera vez a nadar; pero cuando Roberta vio el agua se asustó y se escondió detrás de una roca.
Sus padres estaban decepcionados y sus amigos ya no se querían juntar con ella por eso. Entonces decidió irse de casa, por el camino se encontró con un león marino llamado Juan y con un pez llamado Andrés. Le preguntaron a Roberta que qué le pasaba y ella les contó todo. Entonces decidieron ayudarle.
Estuvieron mucho tiempo ayudándole, pero al final lo consiguieron. Entonces Roberta decidió volver a casa.
Se lo enseñó a sus padres y se quedaron muy contentos. Luego a sus amigos, que quedaron asombrados y a partir de ahí se empezaron a juntar con ella y ya nunca se separaron.
Cristina López
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