Un leñador tenía 4 hijos. Cuando se hicieron mayores decidieron y a buscar trabajo. Se despidieron de su padre y se marcharon cada uno por un camino.
Andrés el mayor, caminó todo el día, por la noche encontró una cabaña y paso allí la noche. Al día siguiente Andrés le dijo al hombre que si podía trabajar para él y el hombre le respondió:
-Si quieres puedes quedarte, pero soy ladrón, si te quedas tendrás que ayudarme.
Andrés aceptó.
El segundo hijo, llamado Tomás, buscó refugio en otra casita, en la que le recibió un anciano. Tomas dijo:
-Por favor ,¿puedo quedarme aquí y ayudarle en su oficio?
El anciano dijo:
-Sí puedes quedarte. Ah, por cierto, soy astrónomo.
Pronto Tomás comenzó a ver cosas que su maestro no podía ver.
Mario, el tercero, también buscó refugio, vio una mansión y se dirigió hacia ella, le abrió la puerta un hombre fuerte. Mario le preguntó:
-¿Puedo quedarme aquí y ayudarle en su oficio?
A lo que el hombre respondió:
-Vale, soy cazador.
Mario progresó tanto que superó a su maestro.
Y Luis, el cuarto, entró de ayudante en una sastrería, la sastrería nunca había tenido tanto éxito, como cuando llegó Luis.
El 12 de enero de un año decidieron volver a casa para visitar a su padre.
El padre dijo:
-Muy bien cada uno ha aprendido un oficio distinto, es hora de probarlos todos, mañana al amanecer los probaremos.
Llego el día de probar los oficios. El padre dijo:
- Tomás, dime cuántos huevos hay en la rama de aquel arbol.
- Cinco -respondió Tomas sin dudarlo ni un instante.
El padre dijo:
-Andrés, retira los huevos del nido sin que el pájaro que los vigila se dé cuenta.
Andrés lo consiguió.
El padre puso los huevos en una mesa y dijo:
-Mario destruye de un tiro todos los huevos.
Mario lo consiguió.
Y al final el padre dijo:
-Luis, cose los huevos de forma que parezca que no han sido tocados.
Luis lo consiguió.
El padre dijo:
-Hijos, todos habéis hecho bien vuestros oficios, continuad en busca de fortuna.
Los hijos volvieron a marchar y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Andrés el mayor, caminó todo el día, por la noche encontró una cabaña y paso allí la noche. Al día siguiente Andrés le dijo al hombre que si podía trabajar para él y el hombre le respondió:
-Si quieres puedes quedarte, pero soy ladrón, si te quedas tendrás que ayudarme.
Andrés aceptó.
El segundo hijo, llamado Tomás, buscó refugio en otra casita, en la que le recibió un anciano. Tomas dijo:
-Por favor ,¿puedo quedarme aquí y ayudarle en su oficio?
El anciano dijo:
-Sí puedes quedarte. Ah, por cierto, soy astrónomo.
Pronto Tomás comenzó a ver cosas que su maestro no podía ver.
Mario, el tercero, también buscó refugio, vio una mansión y se dirigió hacia ella, le abrió la puerta un hombre fuerte. Mario le preguntó:
-¿Puedo quedarme aquí y ayudarle en su oficio?
A lo que el hombre respondió:
-Vale, soy cazador.
Mario progresó tanto que superó a su maestro.
Y Luis, el cuarto, entró de ayudante en una sastrería, la sastrería nunca había tenido tanto éxito, como cuando llegó Luis.
El 12 de enero de un año decidieron volver a casa para visitar a su padre.
El padre dijo:
-Muy bien cada uno ha aprendido un oficio distinto, es hora de probarlos todos, mañana al amanecer los probaremos.
Llego el día de probar los oficios. El padre dijo:
- Tomás, dime cuántos huevos hay en la rama de aquel arbol.
- Cinco -respondió Tomas sin dudarlo ni un instante.
El padre dijo:
-Andrés, retira los huevos del nido sin que el pájaro que los vigila se dé cuenta.
Andrés lo consiguió.
El padre puso los huevos en una mesa y dijo:
-Mario destruye de un tiro todos los huevos.
Mario lo consiguió.
Y al final el padre dijo:
-Luis, cose los huevos de forma que parezca que no han sido tocados.
Luis lo consiguió.
El padre dijo:
-Hijos, todos habéis hecho bien vuestros oficios, continuad en busca de fortuna.
Los hijos volvieron a marchar y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Andrea
No hay comentarios:
Publicar un comentario
1. Presta atención y no cometas faltas de ORTOGRAFÍA.
2. Revisa el texto antes de enviarlo.